Resumen:
El presente trabajo es en sí una construcción bajo la presentación de una monografía que
parte con una necesidad explicita de reflexionar acerca de la transversalización de la
perspectiva de género en entramados institucionales de características y trayectorias
androcéntricas y patriarcales, como es la Policía de Neuquén.
El contenido ha sido seleccionado e identificado en el ámbito laboral en el que como
mujer y trabajadora social me desempeño profesionalmente, así como también, está
comprendido en el campo de la práctica social forense en la que las y los trabajadores
sociales ejercemos nuestra profesión.
Lo forense no se restringe ni al ámbito judicial ni a la realización de pericias, sino que
está presente en toda circunstancia en que se hallan comprometidos derechos y
obligaciones jurídicas. El Trabajo Social Forense, designa una especialidad, centrada en
la interfaz entre los sistemas legales y humanos de una sociedad, con la finalidad de
conocer, comprender, explicar y evaluar situaciones presentes y pasadas, y anticipar
situaciones futuras, a partir de estudios sociales, pericias, evaluaciones y diagnósticos.
(Krmpotic, 2013 p.51).
En efecto, desde mi quehacer formo parte de la lista de mujeres que trabajan dentro de
las fuerzas policiales y por lo tanto, el trabajo de las mujeres en policía no me es ajeno.
Su realidad cotidiana, sus posibilidades de ingreso y de desarrollo de carrera, del mismo
modo, que los obstáculos a los que se enfrentan para alcanzar puestos de liderazgos,
están atravesados por relaciones de poder y de autoridad, corporizadas en
masculinidades e incorporadas en términos de Bourdieu, a los habitus mismos que
definen las relaciones interpersonales.
En este sentido, y más aún, reflexionando sobre cuántas mujeres deciden e ingresan a la
Policía de Neuquén, es que me propongo enfatizar en la categoría analítica género,
entendida como un concepto relacional, que no se refiere exclusivamente a las mujeres,
sino a los vínculos y relaciones de poder y cómo y cuánto influyen las asignaciones
construidas socio-culturalmente en el mayor equilibrio o desequilibrio de los mismos,
siendo la división sexual del trabajo, uno de los espacios centrales de reflexión para
superar las miradas estereotipadas sobre qué “se puede hacer” y que “no se puede
hacer”.
Personalmente, aunque no es tarea sencilla, pretendo que la presente monografía
contribuya a ampliar la visión profesional y a problematizar qué hay detrás de lo
aparente, en lo discursivo; desnaturalizarlo y ponerlo en evidencia, cuantas veces sea
necesario y sin temores. Resultando preciso “ponerse las gafas violetas” y trabajar con
perspectiva de género.