Resumen:
El contexto mundial de globalización y exclusión, junto al más fanático de los fundamentalismos actuales -la sacralización del mercado-, aparecen hoy como una hegemonía incapaz de incluir otros horizontes. Las "políticas de ajuste" de corte neoliberal que se han venido desarrollando en todos los países de América Latina han producido fenómenos que afectan enormemente la vida de nuestros pueblos y las prácticas sociales generadas en ellos. Entre dichos fenómenos se encuentran: una gran recesión económica, una amplia disminución del poder adquisitivo de la mayor parte de la población, un crecimiento de la injusticia social, la disminución y/o desaparición de las políticas sociales que existían en el llamado Estado de Bienestar, la exclusión del mercado de trabajo formal y de los beneficios sociales de grandes sectores sociales, la inclusión de nuevos sectores de la población en la franja de pobreza, etc. Esta "cultura de la muerte", que hoy intenta imponerse como la única alternativa social posible, se enfrenta -sin embargo- a múltiples experiencias sociales de base que insisten permanentemente en el valor de la vida. Diferentes prácticas comunitarias se siguen generando en toda América Latina. Dedicar a ellas nuestro esfuerzo adquiere sentido ya que quizás sean esos microespacios sociales los que nos permitan ir configurando un ser y un quehacer alternativo al actual modelo económico-político-social. Desde esta creencia es que me propongo narrar la experiencia de trabajo comunitario de un grupo de jóvenes insertos en Comunidades Eclesiales de Base. Esta experiencia, generada desde un ámbito eclesial y desarrollada en barrios urbanos de la ciudad de Córdoba -Argentina-, tuvo su comienzo a finales del año 1986 y continúa hasta la actualidad. Quisiera aquí volver a esa práctica para reflexionar sobre las estrategias metodológicas que fuimos ensayando con mis compañeros de equipo. La intención es que este esfuerzo ayude a vislumbrar pistas que nos guien, en tanto trabajadores comunitarios, para que, desde nuestros lugares concretos de inserción, podamos acompañar y fortalecer esa vida que nace incesante y porfiadamente en nuestros pueblos.