Resumen:
La conservación de la naturaleza no ha sido abordada siempre de la misma manera, y muchas veces “proteger” se vinculaba más con acciones que implicaban la intervención y adecuación del paisaje a diversos intereses. Este artículo propone recorrer un caso paradigmático del siglo XX: la Isla Victoria en el Parque Nacional Nahuel Huapi donde operaron muchas formas de interacción con la naturaleza desde las disciplinas científicas en sus estaciones botánicas y zoológicas a partir de la investigación, pero también desde la modificación de los ecosistemas, convirtiéndola así en un “laboratorio a cielo abierto”.