Abstract:
Colombia vive un proceso de justicia transicional peculiar. Para superar tensiones históricas, está obligada al respeto estricto a la pluralidad de voces y pensamientos, y a la construcción de un derecho que contenga distintas lógicas. El éxito de este acuerdo humanitario está vinculado al cumplimiento de esta meta. Se trata de un proceso que no se cierra en lo coyuntural, sino que se enmarca en una historia que tiene miradas muy diferentes y que compromete a la búsqueda de respuestas a problemas de políticas estructurales. En ese marco, se da la creación de una Jurisdicción Especial para la Paz, una justicia excepcional para hechos de extrema gravedad que pretende sentar las bases de un cambio, que nos inscribe en una nueva cultura que no se limita a soluciones simples y acotadas, sino complejas, múltiples, intersectoriales e interdisciplinarias y participativas.