Abstract:
Nuestro punto de partida es la utopía...
Luchamos por un mundo más justo, más solidario y más humano, por un mundo donde las relaciones sociales no estén regidas por una lógica instrumental sino por una lógica de la afectación y de la búsqueda del bien común. Luchamos contra el capitalismo deshumanizante y su lógica mercantilista de explotación de unos hombres por otros. Luchamos por construir –como dicen los zapatistas- “un mundo donde quepan muchos mundos”, luchamos por construir un mundo que gire cada vez menos en torno a ejes de dominación (Haraway, 1995).
Ese es el horizonte que nos guía, hacia el cual nos dirigimos y a partir del cual nos hemos implicado en los procesos de movilización social que, luego de casi dos décadas signadas por la desaparición de horizontes emancipatorios y en el marco de la actual deslegitimación del capitalismo neoliberal, vienen ocurriendo en nuestra América Latina. Ese es el horizonte a partir del cual nos hemos interesado en los procesos de movilización social que vienen ocurriendo especialmente en nuestro país a partir de diciembre del 2001.
Nuestro punto de partida es también el entendimiento de que el capitalismo es una forma de organización social que amenaza con la destrucción total de la humanidad y que la existencia misma del capital es una agresión constante en contra de la humanidad, en términos de explotación, mercantilización de las relaciones sociales, destrucción de la naturaleza, la destrucción de formas de vida alternativas, etc. (Holloway, 2003).
Si estamos de acuerdo en este punto, podemos empezar a sentirnos compañeros. Si estamos de acuerdo en este punto, como dice Holloway (2003), entonces la única pregunta que tiene sentido, política y científicamente es ¿cómo podemos abolir el capitalismo? Y la pregunta –agregamos nosotros- ¿cómo podemos construir un mundo más justo, más humano y más solidario.
En ese sentido, entendemos con Haraway (1991:321), que “es necesario apostar por un proyecto de ciencia que ofrezca una versión del mundo más adecuada, rica y mejor con vistas a vivir bien en él y en relación crítica y reflexiva con nuestras prácticas de dominación y con las de otros”.
En este marco, entendemos que las experiencias de lucha social que emergieron, se fortalecieron y/o se visibilizaron con más fuerza en Argentina a partir de diciembre del 2001, constituyen un punto de inflexión en el desarrollo de los procesos de movilización social de este país.
Nuestro punto de partida es la utopía...
Luchamos por un mundo más justo, más solidario y más humano, por un mundo donde las relaciones sociales no estén regidas por una lógica instrumental sino por una lógica de la afectación y de la búsqueda del bien común. Luchamos contra el capitalismo deshumanizante y su lógica mercantilista de explotación de unos hombres por otros. Luchamos por construir –como dicen los zapatistas- “un mundo donde quepan muchos mundos”, luchamos por construir un mundo que gire cada vez menos en torno a ejes de dominación (Haraway, 1995).
Ese es el horizonte que nos guía, hacia el cual nos dirigimos y a partir del cual nos hemos implicado en los procesos de movilización social que, luego de casi dos décadas signadas por la desaparición de horizontes emancipatorios y en el marco de la actual deslegitimación del capitalismo neoliberal, vienen ocurriendo en nuestra América Latina. Ese es el horizonte a partir del cual nos hemos interesado en los procesos de movilización social que vienen ocurriendo especialmente en nuestro país a partir de diciembre del 2001.
Nuestro punto de partida es también el entendimiento de que el capitalismo es una forma de organización social que amenaza con la destrucción total de la humanidad y que la existencia misma del capital es una agresión constante en contra de la humanidad, en términos de explotación, mercantilización de las relaciones sociales, destrucción de la naturaleza, la destrucción de formas de vida alternativas, etc. (Holloway, 2003).
Si estamos de acuerdo en este punto, podemos empezar a sentirnos compañeros. Si estamos de acuerdo en este punto, como dice Holloway (2003), entonces la única pregunta que tiene sentido, política y científicamente es ¿cómo podemos abolir el capitalismo? Y la pregunta –agregamos nosotros- ¿cómo podemos construir un mundo más justo, más humano y más solidario.
En ese sentido, entendemos con Haraway (1991:321), que “es necesario apostar por un proyecto de ciencia que ofrezca una versión del mundo más adecuada, rica y mejor con vistas a vivir bien en él y en relación crítica y reflexiva con nuestras prácticas de dominación y con las de otros”.
En este marco, entendemos que las experiencias de lucha social que emergieron, se fortalecieron y/o se visibilizaron con más fuerza en Argentina a partir de diciembre del 2001, constituyen un punto de inflexión en el desarrollo de los procesos de movilización social de este país.
La pregunta de investigación que guía este trabajo es: ¿Cómo las experiencias de lucha social que emergieron, se fortalecieron o se visibilizaron con más fuerza a partir de diciembre del 2001 en Córdoba y Neuquén (asambleas barriales, fábricas y empresas recuperadas, movimientos de trabajadores desocupados y nodos de trueque) transforman el mundo en que vivimos y se proponen construir un mundo más justo, más humano y más solidario?
El período de estudio considerado abarca desde los momentos inmediatamente anteriores a la crisis de diciembre 2001 (años 2000-2001) hasta los años posteriores a dicha crisis (años 2004-2008 según cada experiencia). Así, el período de estudio queda delimitado entre los años 2000-2008 variando según cada experiencia.