Resumen:
El incremento poblacional conlleva a la expansión de las plantas urbanas y a la ocupación de áreas no adecuadas para la urbanización. La descontrolada expansión de la superficie física de las ciudades en lugares no adecuados provoca con frecuencia, la pérdida de tierras productivas y la transformación del paisaje natural.
Así, la ciudad, entendida como un producto social en constante cambio que refleja la interacción entre componentes naturales y sociales, se ha convertido en un escenario de situaciones de riesgo y vulnerabilidad social.
En el caso de la localidad de San Martín de los Andes, en la provincia del Neuquén, Patagonia Argentina; no solo se han ocupado las zonas que corresponden al valle glacifluvial sino también las laderas de los cerros que rodean a la ciudad, a partir de lo cual se han generado diversas situaciones de riesgo para la población allí instalada. La zona de estudio se corresponde con los faldeos del cerro Curruhuinca ubicada en el sector norte de la ciudad de San Martín de los Andes.
Las amenazas de origen natural que afectan este sector son la ocurrencia de fenómenos gravitacionales (tales como caídas de rocas, flujos y deslizamientos), peligro de inundación y movimientos sísmicos. Éstos últimos en relación con la propiedad que tienen de actuar como detonantes de movimientos de remoción en masa y por ende, afectando la estabilidad de las pendientes.
El proceso de urbanización en San Martín de los Andes se ha caracterizado por ser muy dinámico y espontáneo, construyéndose, de este modo, una ciudad desordenada y desarticulada social y espacialmente. Desde la década del ochenta ha experimentado un gran crecimiento poblacional debido a la llegada de inmigrantes a la zona, los cuales fueron ocupando áreas no aptas para el asentamiento. De esta forma se han incorporado al espacio urbano las laderas de la montaña, en este casolas del cerro Curruhuinca, no constituyendo una limitante física. Por ello, se hace necesario profundizar los estudios de amenazas y riesgos en las laderas, construir obras públicas y aumentar la vigilancia ambiental, de tal manera de mitigar los daños que puedan llegar a ocurrir de darse los procesos de remoción en masa. Los
pobladores son concientes del peligro latente de desprendimientos, especialmente en época de lluvias; y exigen a la municipalidad como posible freno, la construcción de obras de contención. La realidad es que la ladera es muy inestable y la mejor solución sería la reubicación de la población.