Resumen:
Las ciudades avanzan sobre áreas naturales; de esta manera las superficies cementicias y pavimentadas impiden la percolación de agua de lluvia y propician el efecto denominado “Isla de Calor”.
Las características del clima Norpatagónico, a los fines constructivos, es catalogado como Templado de máxima irradiancia (IRAM 11603, zona IV b). Demuestra una amplitud térmica notable, y hace necesario altos índices de aislamiento térmico en los techos. A estos efectos, los techos vivos contribuyen notablemente a lograr este aislamiento y al mismo tiempo devuelven algo de la superficie natural al entorno construido.
Las técnicas de Techos Vivos, verdes o enjardinados provienen de zonas donde el régimen climático garantiza la supervivencia de la vegetación. Sin embargo, al trasladarse la técnica a una zona árida no se la ha readecuado, sino que se ha generalizado el uso de césped y pastos siempre verdes, que requieren de un sistema de riego automatizado.
En busca de soluciones locales que den respuesta a esta problemática, se ha investigado sobre la viabilidad de incorporar plantas nativas de bajo porte (herbáceas), a partir de la manipulación de sus semillas. Se han evaluado los porcentajes germinativos de las especies Spergula salina, Schismus arabicus, Plantago patagónica y Pectocarya linearis.