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En tiempos en que el punitivismo hace eco del reclamo social que exige medidas
de castigo y coerción cada vez más duras y duraderas para aquellos que hayan osado
infringir la ley, es menester que el Trabajo Social contribuya desde su aporte disciplinar
a la Defensa Penal de los más desvalidos, integrando lo escindido, acercando una
mirada respetuosa de los Derechos Humanos.
Desde nuestra profesión como trabajadores sociales, estamos más habituados a
empatizar con las víctimas, que acarrean el dolor de haber sufrido hechos impactantes
en su subjetividad, y nuestras evaluaciones e intervenciones apuntan, en la mayoría de
los casos, a paliar su situación, valiéndonos de todas las herramientas y recursos con los
que contamos.
Pero ¿qué sucede cuando los destinatarios de nuestras intervenciones son
personas acusadas de un delito penal? Gran parte de la sociedad, y una proporción no
menor de nuestro colectivo profesional, suelen posicionarse como agentes de control y
sanción, sin visualizar que la mayoría de esas personas suelen ser sujetos excluidos,
vulnerables, con escasos recursos y con diversas dificultades para lograr un acceso
efectivo a la justicia.
Considerando este planteo, el presente trabajo final indagará sobre las
contribuciones que el Trabajo Social puede realizar para favorecer un acceso efectivo a
la justicia penal de personas vulnerables, desde una perspectiva defensista. Para ello,
desarrollaré este trabajo a partir del material bibliográfico existente sobre el tema, y de
la recuperación de la experiencia transitada hasta el momento como integrante del
Equipo Interdisciplinario de la Defensoría Pública Penal de la Provincia de Neuquén. |
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