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En Neuquén y la región, la problemática ligada al crecimiento poblacional y el
consecuente aumento en la generación de residuos, no escapa a la realidad global.
Los bajos niveles de materia orgánica de los suelos y las condiciones de aridez que
favorecen el avance de la desertificación, hace poner el foco en las grandes cantidades de residuos orgánicos que son desaprovechados cada día poniendo en riesgo el medio ambiente y generando costos de disposición final. El objetivo general del presente trabajo es proporcionar una base de conocimientos para el aprovechamiento de los residuos verdes de la ciudad, a partir de la evaluación de su co-compostaje junto a subproductos de procesos productivos para su utilización como enmienda orgánica. Con este fin, se evaluaron tres mezclas en pilas con volteo manual, utilizando el Chip de poda como principal componente y material estructurante: Chip+Bagazo de malta (C+B), Chip+Césped (C+C) y Chip+Guano de ponedoras (C+G). Se evaluó la dinámica del proceso, parámetros de estabilidad y madurez, y calidad del producto final (mediante variables físico-químicas y un ensayo de crecimiento de Rabanito).
Las características de los materiales iniciales se reflejaron en las mezclas, observándose valores de pH iniciales ácidos (en C+B y C+C) y alcalinos (C+G), con Conductividades Eléctricas variables, y valores de C/N por debajo y arriba del óptimo. Los contenidos de materia orgánica iniciales fueron similares entre las mezclas, y el carbono soluble en agua fue mayor en C+B producto de los azúcares remanentes en la malta, del proceso de elaboración de cerveza. Los nutrientes aportados por los materiales fueron adecuados, destacando C+G por los altos valores característicos (de Ca, K, N, P, Na, y Mg) del guano de ave.
Todos los tratamientos alcanzaron la etapa termofílica con valores cercanos a los 60°C entre el segundo y tercer día de iniciado el proceso, con duraciones de dos semanas (C+C) a 100 días (C+B y C+G). La extensión de la etapa termofílica permitió la higienización del material, dando cumplimiento a la normativa argentina para la producción, registro y aplicación de compost. Durante el proceso se observó la reducción de tamaño de partículas y volumen de las pilas, así como el cambio de 10 coloración y olor de los materiales tratados. Los cambios de pH fueron más notables en los primeros muestreos, considerando la alcalinización producto de la amonificación de los compuestos nitrogenados, acompañada de la liberación de amoníaco al ambiente (favorecido en tratamientos con baja relación C/N). Las pérdidas de C y N fueron más evidentes cuando se calcularon considerando la mineralización de la materia orgánica, contemplando el aumento de la proporción de cenizas hacia el final del proceso. La relación C/N disminuyó en todos los tratamientos a valores <20.
Se observó que las tres mezclas alcanzaron la estabilidad y madurez entre las 43 y 48 semanas de proceso, considerando para el primer caso los indicadores de actividad biológica por respiración (<120 mg kg-1 h-1) y el agotamiento del Carbono Soluble en Agua (CSA <10 mg kg-1), y en el caso de madurez, el contenido de NH4+ (<400 mg kg-1
) e Índice de Germinación (IG) (>60%).
Los parámetros de calidad para su utilización como enmiendas o fertilizantes orgánicos, mostraron que los compost obtenidos tuvieron características físico químicas adecuadas, y niveles de nutrientes que deberán considerarse de acuerdo a su uso específico. C+B fue mayor en NT, NO3-, y P que C+C, aunque menor en Ca y K. Se deberá tener en cuenta para el compost de C+G de ponedoras (de mayor contenido de Ca, K, P, Mg y Na) los valores de pH (9,2) y CE (3,1 dS m-1), y considerar su mezcla con otros componentes. Se recomiendan las mezclas Chip+Bagazo o Chip+Césped, ya que poseen un contenido adecuado de nutrientes, y al mismo tiempo las variables químicas (COT, pH, CE) no generarían ningún impacto negativo en las propiedades del suelo. |
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