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El siguiente trabajo parte de una inquietud inicial que ha permeado mis últimos años
de ejercicio docente: cómo lograr que todas y todos los estudiantes se animen a
utilizar el discurso oral para aportar ideas en el aula. Actualmente me desenvuelvo
como profesora en el Área de Cs Sociales y Humanidades en escuelas medias de
la ciudad de San Carlos de Bariloche, tanto común como en nocturna.
En el transcurrir de mi experiencia profesional he identificado situaciones áulicas en
las cuales la mayoría de las estudiantes no se animan a enunciar la palabra delante
de sus compañeros. Las voces masculinas se escuchan más tanto al leer como al
manifestar consideraciones u opiniones personales sobre los contenidos o sobre
algún(a) par en cuestión. Esto ha sido y es motivo de preocupación compartida con
otras y otros colegas, por lo que, desde hace tiempo, he buscado estrategias para
poder revertir esta situación. En este sentido, el problema que vertebrará este
trabajo será la asimetría en la práctica del ejercicio de la voz por parte del
estudiantado.
Si bien estos entramados áulicos los he podido observar en diferentes escuelas y
cursos en donde ejerzo mi práctica docente, la propuesta didáctica está pensada
para un curso en particular, quinto año de la Escuela Secundaria Rionegrina (ESRN)
“Antu Ruca”, de San Carlos de Bariloche, donde doy clases desde hace dos años.
Este quinto año, de 20 estudiantes de entre 17 y 18 años, posee una composición
cis genérica 1 de ocho mujeres y doce varones. En este sentido y respondiendo al
Diseño Curricular de la ESRN , la propuesta se inscribe en el Espacio Interdisciplinar
de Ciencias Sociales y Humanidades que se encuentra dentro de la unidad
curricular (área) de Cs Sociales y humanidades. 2
La situación concreta cotidiana es que la mayoría de las estudiantes no se animan a
realizar comentarios en voz alta y, si lo hacen, es de manera tímida y aislada.
Simultáneamente, la mayor parte de los varones emiten sonidos intencionales que
opacan a sus compañeras. Al momento de solicitarles silencio, alguno de ellos suele
responder, por ejemplo: “¿ para qué, si no se las escucha nunca ?”. Esto ha sido
recurrente en la materia. No obstante, podemos remarcar que han aumentado los
intentos de algunas de las chicas por hacerse escuchar, viéndose opacadas
constantemente por la voz de sus compañeros. |
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