Resumen:
El mundo ficcional de “Las Hortensias”, como todos los relatos de Felisberto Hernández, instaura enlaces insólitos en una diégesis mínima que sobredimensiona las sensaciones y las coordenadas de tiempo y espacio, borrando los límites de la realidad convencional. En ese universo, los objetos y los personajes se contaminan entre sí, compartiendo cualidades. Allí, el tiempo y el espacio se distorsionan por una interpretación de los datos sensoriales extraña al orden habitual y convencional. Esto permite la emergencia de una realidad fracturada y abismal y significa que esa realidad supera todo límite puesto por las convenciones. Así, pues, se reformulan los modos normales de percepción, anulando la diferencia entre sujeto y objeto y desarticulando los componentes de ese mundo para construir una nueva realidad ficcional.