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Pensar la historia del siglo XX, en escenarios espaciales y temporales amplios como los procesos históricos en América Latina1, plantea un gran desafío a la hora de proponer nuevos contenidos o ejes posibles desde parámetros diferentes a los usuales en las escuelas medias. Para ello es necesario pensar en plural todos los aspectos de una sociedad en un tiempo determinado para entender su especificidad.
Enseñar América Latina sin recurrir a categorías analíticas desarrolladas desde una postura eurocéntrica, implica un gran desafío. Al dictar la cátedra de Historia Latinoamericana de fines de siglo XIX y siglo XX2 periodizo desde las categorías de ”largo siglo XIX”; “Corto siglo XX” (Hobsbawm, 1994). “Nuevo orden Colonial” (Halperin Dongui, 1969; 2007). “intervencionismo estadounidense”, “Estado liberal”; “Estado de Bienestar” y Estado Neoliberal” y me siento muy cómoda desde esta selección teórica. Abordar los mismos contenidos desde otra periodización y otras categorías analíticas, me moviliza a realizar una profunda resignificación teórica y metodológica de mis prácticas docentes, complejizando este recorte temporal sin desconocer la existencia de metaconceptos tales como Estado, Mercado, Capitalismo y Democracia, preferenciando una mirada latinoamericanista. Esto supone, elaborar nuevos programas y nuevos materiales de trabajo.
El C.P.E.M N° 29, lugar al que se dirige esta propuesta, es receptor de jóvenes provenientes de familias de sectores medios y bajos, cuyo acceso a s los medios de comunicación y redes sociales se potenció a partir de la entrega masiva de netbooks. Esta medida forma parte del programa estatal Conectar Igualdad.
Vivimos en un mundo interconectado, donde las comunicaciones sobrepasan fronteras y los seres humanos acceden a todo lo que acontece con un solo clik. En palabras de Isabelino Siede “atravesamos un proceso de mundialización cultural, por la cual cada tradición local ha entrado en confrontación, hibridación y mestizaje con prácticas sociales y valoraciones de otros horizontes” (Siede,2007; 103), La implosión del tiempo de las comunicaciones hace pensar también en un fin de los límites territoriales, en palabras de Zygmund Bauman “el fin de la geografía” (Bauman,1999;20), refiriendo a la pérdida de importancia de las distancias y los límites en el mundo actual.
En este contexto, resulta de vital importancia las respuestas de la escuela a las nuevas generaciones ante un mundo complejo y cambiante, en especial, desde la enseñanza de la historia. Teresita Moreno (2002) afirma que es urgente garantizar a todos el acceso al mundo variado de la esfera cultural y la participación en las decisiones.
Para llevar adelante esta propuesta., es necesario entonces, reposicionarme analíticamente respecto a la conceptualización de las asignaturas escolares en las que me desempeño, desde la didáctica y la historiografía. |
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