Resumen:
Luego del período formalista y estructuralista, las escrituras del yo vuelven con impetuosa renovación. Uno de los escritores del Nouveau roman francés, Alain Robbe-Grillet, con la propuesta de abandonar las técnicas y formas tradicionales del relato, reintroduce la subjetividad en formas “ya pasadas de moda (...) para estar tan pronto de moda”, como él dice respecto de una nueva apuesta al género. En efecto, en Le miroir qui revient (El espejo que vuelve) no se tiene en cuenta el orden del tiempo y del espacio y hay bastante de imaginación en el relato de algunos acontecimientos. Esta autobiografía es un espejo, como el título lo señala, donde se reflejan las alucinaciones y terrores que, desde la infancia, atormentaron al autor quien se propuso, por medio de la escritura, “exorcizar esos fantasmas”. Asimismo, la representación de los recuerdos es discontinua como es la actividad de la memoria. Tampoco es anecdótica, sino que el narrador selecciona los momentos en que dicha capacidad abre el diálogo entre el pasado y el presente. El espejo de Robbe-Grillet es la metáfora de la fragmentación de lo real y del yo cuyos recuerdos aparecen caóticamente; también de la autobiografía donde se mira todo autobiógrafo.