Resumen:
En los procesos de formación del Estado Nacional, que se fueron dando principalmente en las últimas décadas del siglo XIX en América del Sur, una de las operaciones simbólicas centrales fue la elaboración del “gran relato” de la nación, versión de la historia que, junto con los símbolos patrios, monumentos y panteones de héroes nacionales, pudiera servir como eje central de identificación y de anclaje de la identidad nacional. La Argentina no fue la excepción y así la construcción política de la nación se asienta desde la memoria histórica en una serie de acontecimientos - verdaderos hitos-, que como antecedentes o como fundacionales van explicitando el derrotero de esa construcción. Estos hechos relevantes que entrelazados en un relato unívoco
ayudan a comprender la emergencia y consolidación de una nación blanca y una cultura europea, pero al mismo tiempo la participación de los pueblos originarios en todos estos episodios ha sido absolutamente borrada, sistemáticamente silenciada. Cuenta entonces su invisibilidad. Este relato
“oficial” de la historia está claramente presente en la memoria colectiva y forma parte del aprendizaje de la historia de nuestro país en todos los niveles de escolarización y a pesar de las alternativas políticas que se desarrollaron a lo largo de estos años todavía hoy se mantiene vigente mientras las comunidades indígenas siguen pugnando por alcanzar visibilidad e incorporarse a la
historia nacional.