Fostering positive changes in health and social relationships in children

Abstract

Several studies have demonstrated that altruism and gratitude may confer beneficial effects on psychophysical wellbeing. The present chapter describes how positive changes in health and social relationships can be fostered in 6- to 9-year-old chil-dren when participating in positive interventions. The findings show that the experi-ence of working with others to attain shared goals and focusing on gratefulness posi-tively modulated altruism and social interactions among peers, highlighting the great behavioural plasticity of children. Moreover, interventions involving coopera-tive playing not only increased positive relationships but also contributed to a de-crease in chronic stress levels. The positive outcomes of participating in the de-scribed interventions were assessed by means of quantitative methods, such as phys-iological parameters, sociometric measures and tests of altruism, the use of which, to our knowledge, has not been thoroughly explored in children. The present find-ings tie in well with the hypothesis that altruism is an embodied and situated human resource, which can convey intrinsic benefits. Furthermore, results from the studies mentioned indicate that positive transformations can be easily fostered through the performance of this type of intervention. Given that schools provide a stimulating environment that significantly influences children’s development, our findings high-light the benefits of working in this way to promote positivity in formal educational contexts, which could certainly contribute to the enhancement of individual and social wellbeing.

Varios estudios han demostrado que el altruismo y la gratitud pueden conferir efectos beneficiosos sobre el bienestar psicofísico. El presente capítulo describe cómo se pueden fomentar cambios positivos en la salud y las relaciones sociales en niños de 6 a 9 años cuando participan en intervenciones positivas. Los hallazgos muestran que la experiencia de trabajar con otros para lograr objetivos compartidos y centrarse en el agradecimiento moduló positivamente el altruismo y las interacciones sociales entre pares, destacando la gran plasticidad conductual de los niños. Además, las intervenciones que implicaron el juego cooperativo no sólo aumentaron las relaciones positivas sino que también contribuyeron a una disminución de los niveles de estrés crónico. Los resultados positivos de participar en las intervenciones descritas se evaluaron mediante métodos cuantitativos, como parámetros fisiológicos, medidas sociométricas y pruebas de altruismo, cuyo uso, hasta donde sabemos, no se ha explorado a fondo en niños. Los presentes hallazgos encajan bien con la hipótesis de que el altruismo es un recurso humano encarnado y situado, que puede transmitir beneficios intrínsecos. Además, los resultados de los estudios mencionados indican que se pueden fomentar fácilmente transformaciones positivas mediante la realización de este tipo de intervención. Dado que las escuelas proporcionan un ambiente estimulante que influye significativamente en el desarrollo de los niños, nuestros hallazgos resaltan los beneficios de trabajar de esta manera para promover la positividad en contextos educativos formales, lo que sin duda podría contribuir a la mejora del bienestar individual y social.