Resumen:
El agua, como todo recurso estratégico, es apetecido por las grandes potencias dadas sus condiciones de escasez. Mucho se ha hablado ya (aunque nunca es suficiente) acerca del acuífero Guaraní y la indudables políticas de entrega de este recurso capaz de cubrir el consumo mundial de agua potable en los próximos 200 años; por lo contrario, poco se ha hablado de los recursos hídricos superficiales, subterráneos y sólidos de la Patagonia.
Para poder contextualizar el problema es necesario ubicarse en la dimensión de las fuerzas que actúan en relación al manejo de los recursos del planeta. El control de los excedentes a escala mundial requiere también de un consecuente control de los recursos naturales, de la tecnología y de la innovación tecnológica a esa escala, donde el espacio (ámbito de localización de los apetecidos recursos naturales) acrecienta día a día sus rasgos comunes en función de ciertos estilos dominantes de tecnología que aseguran una modalidad de control de los excedentes generados a partir de la puesta en valor de la dotación de recursos que la naturaleza ha brindado a cada región. Esto exige el control del acceso a la extracción de la riqueza generada mediante el control de los recursos disponibles, los que seguramente serán explotados con modalidades extractivas degradantes propias de la apetencia propias de la crisis estructural de la producción capitalista a escala mundial.