Resumen:
En este texto me propongo examinar algunas aporías que se siguen de la caracterización del arte como significado encarnado defendida por A. Danto y de su rechazo a que la dimensión estética de las obras de arte juegue un papel esencial en la constitución del significado artístico. Pese a que Danto ha recuperado cierto papel para la dimensión estética del arte -a través de su concepción de las propiedades estéticas como moduladores del contenido artístico, de su distinción entre belleza interna y belleza externa y, por último, de su analogía entre la noción kantiana de “ideas estéticas” y su definición de obra de arte como significado encarnado-, no parece que reconozca al carácter estético de la obra de arte el papel que debería poseer en la conformación del significado artístico, dada su propia concepción del arte como significado encarnado.