Resumen:
Entre las creencias sobre la estructura del espacio, las de su homogeneidad y carácter absoluto, quizá sean las que más han desafiado el intelecto de muchos físicos y filósofos, al punto que, a pesar de las razones en contrario -su isogeneidad- a un en nuestros días continua gozando de aceptación en algunos círculos académicos. ¿Qué obstáculos epistemológicos podían ser los responsables de la persistencia de estos esquemas conceptuales acerca de la naturaleza del espacio clásico? Una respuesta interesante, por sus connotaciones en la enseñanza de la física moderna, es la siguiente: ciertos hábitos vinculados con el pensamiento clásico tienen sus raíces en la herencia filogenética del hombre, por lo tanto, sena comprensible, que a pesar del impacto revolucionario de las geometrías no euclidianas en la física contemporánea coexistan dentro de una misma mente, en forma contradictoria, vestigios del pensamiento clásico y moderno con las más abstractas representaciones del espacio, tales como las descriptas por Riemann y Einstein. En otras palabras, es que estamos tan indisolublememte ligados y comprometidos -física y psicológicamente- con el espacio que nos rodea, que casi nos es imposible e impensable una descripción del mismo que sea inconsistente con la geometría de Euclides